jueves, 8 de septiembre de 2011

"La Divina Comedia" - Análisis desde Romano Guardini

La Divina Comedia

Dante escribió la Divina Comedia en 1304 y se cree que la finalizó poco antes de morir, en el año 1321.

La obra tiene un estilo llano que es empleado por Virgilio y otros poetas clásicos, el sentido literal de la Comedia no es otra que la narración de un viaje a los mundos sobrenaturales. Este tema fue frecuente en poetas grecorromanos, en la cristiandad medieval y en “romans” caballerescos franceses.

Narra la travesía de Dante en el Infierno, Cielo y Purgatorio con la ayuda de diferentes guías quienes recibieron ordenes de mostrarle a Dante estos 3 lugares de la misma virgen María. En el Infierno y Purgatorio lo guía Virgilio, dramaturgo romano autor de la Eneida. En el cielo lo guía Beatriz, mujer de la cual Dante estaba enamorado pero que en la vida real no le correspondió, pero aquí como homenaje a ella la representa como la receptora de todas las virtudes humanas.

Su estructura externa es de una prodigiosa y armoniosa arquitectura, su estructura interna es de una armonía análoga. La unidad estética es inseparable de la unidad conceptual. La obra consta de cien cantos. Está escrita en verso, en tercetos endecasílabos, sometida además a las reglas del arte. Se encuentran dos posibles tipos de divisiones: la primera posibilidad dice que el Infierno está dividido en treinta y cuatro cantos y el Purgatorio y el Paraíso en treinta y tres cantos respectivamente. La segunda plantea que el Canto I es una introducción o prólogo, aunque vaya después del título, y que el resto de la obra esta dividida en tres partes (Infierno, Purgatorio y Paraíso) de treinta y tres cantos cada una.

El Infierno es descripto como una montaña en forma de cono invertido situado en el hemisferio boreal cerca de Jerusalén. Los cantos que corresponden al Infierno están divididos en nueve círculos, que van estrechándose hasta el centro de la tierra donde vive Lucifer.

El Purgatorio es una montaña de cumbre plana y laderas escalonadas y redondas, simétricamente al Infierno. En cada escalón se redime un pecado para así poder llegar al Paraíso. Está dividido en nueve terrazas.

El Paraíso es un lugar caracterizado por esferas celestes movidas por coros angelicales, que se producen de los 4 elementos básicos: aire, fuego, agua y tierra. Está conformado por nueve cielos y la ciudad de Dios, cada uno de ellos es una esfera que rodea la tierra, los siete primeros eran los planetas conocidos, el octavo las constelaciones solares y estrellas fijas, y el noveno estaba determinado por un cielo cristalino que permanece inmóvil.


Personajes principales

Dante:

No se mencionan características físicas del personaje solo habla de las características espirituales donde él se presenta como hombre sabio de 35 años que se deja guiar y aconsejar por sus diferentes guías a lo largo de la trama. En su época es un poeta muy reconocido y su trabajo es muy apreciado por los mejores poetas de su tiempo.

En la obra representa la parte de los sentidos y las apetencias humanas. Emprende su viaje el Viernes Santo del año 1300.

Virgilio:

Poeta nacido en el 70 a. C. y muerto en el 19 a. C. Dante lo consideró su maestro literario y ejemplo de la sabiduría humana. Es el primer guía que tiene éste a lo largo de la obra; aparece a principios del Infierno y acompaña a Dante en su recorrido hasta finalizar el Purgatorio. En la obra representa el saber filosófico y la parte racional del alma.

Beatriz:

Es un espíritu en el cual Dante ve reflejado el amor de su vida al cual describe como el símbolo de la fe. Es la figura del alma bienaventurada que él aspira a ser. Es la segunda guía de Dante, lo acompaña en su recorrido por el Paraíso.


El hombre de la edad media (Guardini)  y su relación con la Divina Comedia.

El hombre medieval reconstruye el mundo como un todo y asigna a cada ser un lugar de alguna manera necesario. La vida permanece libre, sin trabas. Este siente al mundo como algo divino que tiene un origen interior y recorre el camino, el orden y el destino que se le asignan.

El hombre medieval cree en la revelación bíblica que le proporciona la certeza de una realidad divina ubicada fuera del mundo y por encima de este. Dios está en el mundo conservándolo y plenificándolo, pero no pertenece a él; Dios ama al mundo, pero no depende de él, ni lo necesita.

Según Guardini, la soberanía divina se manifiesta fundamentalmente en el acto creador. Dios, libre de toda necesidad interna y sin contar con elementos preexistentes, constituye libremente el mundo a partir de la nada mediante su  infinita omnipotencia. Esta noción auténtica de creación, sólo tiene lugar en la Biblia ya que  en todas las demás concepciones, el comienzo del mundo es relatado como una acción configuradora de los dioses que parte de realidades ya existentes.

En cuanto a la imagen del mundo en la edad media, continúa siendo la tolemaica pero con un carácter totalmente nuevo que viene dado por la doctrina bíblica sobre la soberanía de Dios, su poder creador y su gobierno providente. La totalidad del cosmos es considerada como una enorme realidad esférica en cuyo centro se sitúa la tierra (también esférica) y alrededor de ésta se encuentran  los cuerpos celestes. Por encima de todo se halla el trono de Dios y en el centro de la tierra, como polo opuesto, el infierno. Guardini cita, como ejemplo de esta cosmovisión, a la Divina Comedia de Dante. En el Canto I de dicha obra, como ya explicamos anteriormente, el Infierno es descripto con forma de embudo o cono invertido, el cual está dividido en círculos decrecientes. Los círculos son nueve, como  la cantidad de esferas del cielo, los cinco primeros forman el Alto Infierno, los cuatro último el Infierno Inferior. Para Dante el Infierno va descendiendo desde la superficie boreal cerca de Jerusalén, estrechándose gradualmente hasta el centro del globo terráqueo donde vive Lucifer debido a que el hombre medieval a lo que estaba abajo era lo indeseado.

En el Purgatorio Dante y Virgilio suben la ladera de una montaña formada por siete terrazas distintas. Esta montaña representa la travesía hacia el cielo que permite purgar las penas y cada una de las siete terrazas se corresponde con un pecado capital.

El Paraíso se compone de nueve esferas, que corresponden a los 5 planetas conocidos en la época (sin contar la Tierra), la Luna, el Sol, el conjunto de estrellas lejanas y finalmente una esfera cristalina que simboliza la ciudad de Dios. Cada una de las esferas celestes se corresponde con una de las virtudes teologales.

En lo que respecta al ámbito del conocimiento intelectual, Guardini afirma que en la edad media no se da un desarrollo de la ciencia experimental semejante al de la modernidad. Las obras de los pensadores antiguos constituyen  un  conjunto  de  autoridades, especialmente las obras de Aristóteles. Los pensadores medievales leen asiduamente esas obras y perciben en ellas la expresión profunda de  las verdades naturales que sirven de auxiliares a las verdades de la fe y que deben ser profundizadas, completadas e incluso corregidas a la luz de la revelación. Se sitúan  frente a la realidad como contemplativos que intentan desentrañar el significado vital y existencial de los seres creados. En la sumas se hallan plasmados los frutos de su tarea intelectual contemplativa. En el canto IV del Infierno Dante y su guía bajan al primer circulo, el Limbo, donde se encuentran las personas que murieron sin conocer la fe. Dante sigue siempre su propio orden de valores y su amplitud de criterio, primero nombra a los poetas, que son como profetas y maestros de la vida humana y espiritual, luego a los héroes y hombres de acción que fundan la civilización y el imperio y por último a los filósofos que son quienes intentan explicar al mundo.

Entre los grandes poetas de la antigüedad nombra a Homero, Horacio, Ovidio y Lucano. Llega a un noble castillo donde siete muros y siete puertas lo rodean, denominado “la mansión de los justos”. Comienza a nombrar a los héroes de Troya: Electra, Eneas y  Héctor. Sigue el César guerrero. Siguen los personajes de la guerra de ocupación de Italia por Eneas: Camila, Pentesilea, el rey Latino y su hija Lavinia. Bruto, Lucrecia, Julia, Marcia, Cornelia. Y Saladino.  Vienen a continuación los filósofos: primero "el Maestro de todos", Aristóteles. Siguiendo su criterio no duda en incluir a Sócrates y a Platón. Posteriormente Demócrito, Diógenes, Anaxágoras, Tales, Empédocles, Heráclito y Zenón. Dioscórides, Orfeo, Tulio, Lino y Zeneca. El geómetra Euclides, Tolomeo, Hipócrates, Avicena, Galenoy Averroes.

Guardini sostiene que la antropología medieval, considerada tanto en sus principios como en su totalidad, es superior a la de la modernidad. Por esta razón la ética y la moral se fundamentan en  un  ser  considerado  desde  una  perspectiva más  integral,  y  la  filosofía  del  derecho,  así  como  la filosofía  social,  establecen  conocimientos  importantísimos  para  el  ordenamiento  de  la  vida comunitaria. No  obstante,  lo  que  no  se  puede  negar  es  que  el  pensamiento medieval,  al  colocarse bajo la orientación de las autoridades antiguas, corre el riesgo de reproducir servilmente ciertas ideas. Si bien esto no se da absolutamente en todos los casos, tuvo lugar en algunas ocasiones.

En referencia a la sociedad medieval, el autor de El fin de los tiempos modernos señala la presencia de dos instituciones entre las cuales existen notables tensiones: la  Iglesia y el Imperio, representados respectivamente en la figura del papa y del emperador. Básicamente los conflictos que se dieron  se  fundamentan  en dos posiciones opuestas:  los  emperadores  intentaron  someter bajo  su  poder a la Iglesia argumentando que el poder de su investidura provienes de Dios, mientras que los

papas  recurriendo  a  su  autoridad  espiritual  exigieron  la  sumisión  de  la  autoridad  imperial.  Según Guardini detrás de estas  tensiones aflora una  idea muy  relevante en el mundo medieval: Dios es el todopoderoso y las estructuras de la existencia humana reciben de Él su soberanía y valor.

Un elemento importante en la configuración de la sociedad medieval es el culto. La ordenación de los tiempos gira en torno a las fiestas litúrgicas y el espacio geográfico se ve elevado a un ámbito sagrado por la presencia de los templos, capillas y monasterios. A esto se suman las manifestaciones artísticas que mediante la pintura, las imágenes y la arquitectura remiten a pasajes de la Biblia y de la historia de la salvación. De esta manera el mundo medieval se transforma, según Guardini  es un conjunto de símbolos que elevan la mirada hacia Dios.

La razón sola no alcanza, el hombre necesita de la fe para llegar a Dios. En la Divina Comedia, finalizando el Purgatorio, Virgilio, quien representa el saber filosófico en la obra, cede el lugar de guía a Beatriz, la cual es símbolo de la fe. Según Santo Tomás de Aquino la fe es guía al hombre hacia su fin último: Dios; supera la razón pero no la anula. Para lograr la comprensión de las verdades más elevadas, aquellas con las que está relacionada la religión, es necesaria la ayuda de la revelación.

Llegando al final de su análisis sobre el mundo medieval, Guardini indica que para percibir claramente el valor de la Edad Media es preciso liberarse de las visiones  prejuiciosas deformantes propias del renacimiento y de la ilustración, así como de las visiones exaltadoras del romanticismo. El patrón adecuado para valorar con acierto una época es analizar hasta que punto ella permite con sus propias posibilidades  el desarrollo de la existencia humana plena.

El hombre medieval ve símbolos por todas partes. Para él, la existencia no se  compone de  elementos,  energías,  leyes,  sino de  formas. Las formas tienen una significación propia, designan algo diferente, algo más elevado, es decir, Dios y las cosas eternas. Cada forma se convierte en un símbolo, apunta hacia aquello que la trasciende. La forma proviene de algo que está por encima de ella, situado más allá de ella. En todas partes encontramos estos símbolos. Dentro de la tradición cristiana, el valor simbólico de los números ejerció sobre la mentalidad medieval una influencia difícil de comprender para los modernos. Los “antólogos” de todos los tiempos se han ocupado del significado estructural y simbólico del número, tanto en la Comedia como en las otras obras de Dante. Sarolli es quien ha llevado más lejos el análisis y destacó la importancia del número en la Comedia. A continuación citaremos algunos ejemplos.

El número 3 es ante todo el número trinitario por excelencia y con él se corresponden el terceto encadenado inventado por Dante y las tres partes en las que está dividido el poema sacro, cada una de las cuales consta de 33 cantos. Se consideraba este último número como cristológico por representar “la plenitud de la edad”, que fue precisamente la que Cristo tenía al morir para redimirnos. También podemos pensar que el número 33 era para el autor una duplicación del 3, con lo que habría que considerarlo como un nuevo número trinitario. Cada una de las cantigas tiene 33 cantos, ya que, como dijimos anteriormente, el canto I del Infierno es considerado como una introducción o prólogo de todo el poema. La suma de este canto con las de sus tres partes, es decir 1 + 33 + 33 + 33 = 100, da un número perfecto, que es a su vez el resultado de multiplicar por sí mismo el número 10, considerado también perfecto.

Sarolli mediante el recuento del número de versos de cada uno de los cantos de la Comedia y la interpretación de sus relaciones cuantitativas descubrió una serie de símbolos numéricos. Estos cantos oscilan entre los 115 y los 160 versos; si sumamos los dígitos de cada uno de ellos, nos encontramos con que éstos dan siempre un resultado de 4, 7, 10, o 13, lo que de ninguna manera puede parecernos casual en un conjunto de 100 cantos y menos si se tiene en cuenta el alto valor simbólico de cada uno de ellos. En primer lugar, estos números son 4, y el 4, también uno de los números de la suma, es el símbolo de la cosas temporales, puesto que cuatro son las estaciones, cuatro los elementos y cuatro los números cardinales. Además el 10, obtiene su perfección de la suma de los 4 primeros números, dado que 1 + 2 + 3 + 4 = 10. Dante al calificarse a si mismo como “tetrágono” hace que el 4 sea también el símbolo de la firmeza moral y, en cierta medida, de si mismo. El 7 es el número de las virtudes teologales más las cardinales. En cuanto al 10 basta con decir que es el número de la ley y la justicia por ser el de los mandamientos del decálogo. El 13 representa a la ley (10) más el legislador (3 = Trinidad). Si se tiene en cuenta que son 13 los cantos de la Divina Comedia cuyos dígitos dan resultado 13, no nos dará ninguna duda sobre la intencionalidad del autor. Si tenemos en cuenta que, teniendo el poema un total de 14.233 versos, la suma de los dígitos de ese número da igualmente 13.

Desde la perspectiva de Guardini, en el hombre medieval  se da un  ferviente  anhelo de verdad que muy pocas veces se repitió en la historia. Ese deseo de verdad no se concentra en la investigación empírica como en la modernidad, sino que se adentra en  lo más hondo de la realidad creada a la luz de la revelación para alcanzar una explicación integral y profunda. Es a través de la quaestio, que constituye la estructura de la sumas, y a través del ahondamiento crítico y libre en la autoridades  como los auténticos  pensadores medievales  articulan  su  pensamiento. No  obstante,  a partir del siglo XIV todo esto se verán inmerso en un progresivo cambio cultural.


Bibliografía:

*Alegorías, figuras y enigmas en la “Comedia”.

* El fin de los tiempos modernos. Romano Guardini, 1950.











1 comentario:

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